Bangladés: Renace la Industria Textil, pero la Lucha de sus Trabajadores Continúa
La industria textil de Bangladés recupera su fuerza tras una crisis política, pero la precariedad y explotación laboral persisten para miles de trabajadores que sostienen el sector.

Daca, Bangladés - Las máquinas de coser vuelven a resonar en las fábricas textiles de Bangladés, produciendo ropa para gigantes internacionales como Zara, H&M, Uniqlo y Primark. Sin embargo, detrás de esta aparente recuperación, persisten profundas desigualdades y una lucha constante por condiciones laborales dignas.
Cinco meses después de la caída del gobierno de Sheikh Hasina, tras una revuelta que paralizó el país, la industria textil, que representa el 80% de las exportaciones nacionales, muestra signos de recuperación. Las exportaciones del sector alcanzaron los 36.000 millones de dólares en 2024, siendo el principal motor económico del país. Sin embargo, los trabajadores, quienes sostienen este renacimiento, denuncian que sus vidas apenas han mejorado.
La paradoja del crecimiento económico
El sector textil es vital para Bangladés, el segundo mayor productor textil del mundo, y emplea a millones de personas. En 2024, la crisis política y laboral llevó al cierre de numerosas fábricas y a la pérdida de miles de empleos, generando un impacto de 400 millones de dólares en pérdidas, según la asociación patronal.
Aunque un aumento salarial del 5% en septiembre permitió la reactivación de las fábricas, los empleados enfrentan nuevas exigencias que complican aún más su día a día. Khatun, una trabajadora de 24 años, describe su situación como "el mismo tipo de explotación con una nueva cara". Con un salario mensual de 140 dólares, incluyendo horas extra, apenas logra mantener a su familia.
“Nos aumentaron el sueldo, pero también nos imponen objetivos casi inalcanzables”, relata Khatun, mientras muestra un billete de 500 takas (4 dólares), lo único que le queda tras pagar el alquiler y cubrir los gastos básicos.
La otra cara de la recuperación
Empresas como Snowtex, que emplea a 22.000 trabajadores y suministra a 15 marcas internacionales, celebran el regreso de la estabilidad. Según su CEO, S.M. Khaled, las fábricas están "a pleno rendimiento" y la industria creció un 13% en el segundo trimestre de 2024. Sin embargo, estas cifras contrastan con las historias de trabajadores como Rana, quien ahora solo recibe entre 60 y 70 dólares al mes después de que su jefe fuera arrestado durante la crisis.
"Con ese dinero debo sostener a mi bebé de seis meses, a mi esposa y a mis padres mayores", lamenta Rana, evidenciando la brecha entre las cifras macroeconómicas y la realidad cotidiana de los empleados.
Denuncias y desafíos laborales
Taslima Akhter, líder del grupo Solidaridad con los Trabajadores de la Confección de Bangladés, señala que la precariedad persiste porque las empresas priorizan maximizar beneficios para satisfacer a clientes internacionales. "Los empresarios deben asumir más responsabilidad y negociar mejores condiciones con los compradores internacionales", insiste.
A pesar de las mejoras en infraestructuras dentro de algunas fábricas, como baños y cantinas, las jornadas laborales extenuantes y los bajos salarios siguen siendo la norma. Para muchos trabajadores, el sistema no ha cambiado, solo ha adoptado nuevas formas de explotación.
Un futuro incierto para la industria
Con Muhammad Yunus, premio Nobel de la Paz, liderando un gobierno interino, se esperaba un cambio significativo en el sector. Sin embargo, los trabajadores aún esperan soluciones que les permitan mantener un nivel de vida digno. Mientras tanto, el crecimiento de la industria parece beneficiar únicamente a las empresas y a los mercados internacionales.
El caso de Bangladés plantea preguntas urgentes sobre la responsabilidad social corporativa y la sostenibilidad ética en la moda global. ¿Es posible un modelo de crecimiento que no perpetúe las desigualdades?
Agradecimiento:
Este artículo se inspira en una nota original de AFP Internacional, cuyo compromiso con la verdad y la profundidad informativa sigue siendo un referente en el periodismo global.